ANÁLISIS DE LOS ARTÍCULOS: “LA ORIENTACIÓN EN
EL ÁMBITO EDUCATIVO” DE Ma CARMEN SÁNCHEZ MENDÍAS Y “PERFIL Y
CARACTERÍSTICAS DEL ORIENTADOR” DE AMANDA GUTIÉRREZ DE LA UNIVERSIDAD DE
CANTABRIA
Maestrantes en Orientación Educativa
La
tarea de orientar está enmarcada en lo que se refiere a la relación de ayuda
entre individuos que, de algún modo han entendido que la necesidad de ser
asesorados es permanente, y que tiene el fin de convertirlo en una conducta que
al pasar el tiempo sea practicada con normalidad, sin prejuicios y sin
intimidación. Esta referencia es, tal vez, la parte más complicada, ya que el
mismo ser humano lo hace complicado creyendo que las dimensiones de su situación
son de mayor dificultad.
Según
la psicopedagoga Carmen Sánchez Mendías, en su artículo “La Orientación en el
Ámbito Educativo” (2005) “…orientar es una actividad dirigida al logro de la
maduración de la personalidad de cada individuo y la concreción de su camino de
vida”. En tal sentido y entendiendo el proceso educativo como aquel elemento
esencial en la vida de cada individuo, la orientación es vital para permitir
aflorar el cúmulo de respuestas a las distintas interrogantes e inquietudes que
se presentan en situaciones de la vida con el fin de lograr el proceso de
maduración; buscando la calidad como elemento básico en el mismo proceso de
orientación en la educación particular.
Por
otra parte, la autora piensa que la “finalidad es orientar para la vida” como
“un elemento básico para que el proceso educativo sea de calidad”. Ello
conlleva a pensar que la orientación debe lograr la realización de cambios en
las prácticas curriculares necesarias con el propósito de evitar que las
dificultades en el proceso de aprendizaje tomen fuerza en el alumno. Es
importante considerar las individualidades reflejadas en las distintas
características del contexto donde se desarrollan; buscando considerar las
características del medio para crear la estructura curricular que permita
lograr un producto de calidad optimo.
En
definitiva es contundente decir que la orientación está íntimamente ligada a la
educación, por lo tanto parte de un sistema vital continuo que se extiende a lo
largo de la vida del individuo, quien en el tránsito de ese camino va
adquiriendo lo indispensable para disfrutar de su existencia; en consecuencia,
una persona que ha sido educada adecuadamente tendrá mayores oportunidades y
posibilidades de comprender la orientación que necesita como un proceso en el que
él es una parte esencial.
Por
su parte Amanda Gutiérrez en su trabajo “Perfil y Características del
Orientador” hace una defensa de su labor en la psicopedagogía en consecuencia
de las exigencias surgidas en mitos sociales que se afianzaron en la sociedad,
mitos bautizados como “la religión del déficit”. En su defensa, que en su
generalidad trata del trabajo real del psicopedagogo, expresa que ésta se ocupa
del “proceso de aprendizaje y sus dificultades” en el sujeto tratado. Ello
conlleva a la autora a reflexionar en los alcances reales de esta profesión;
los cuales están referidos al tratamiento del aprendizaje que experimenta el
individuo en otros ámbitos diferentes al académico en los cuales se adquieren
aprendizajes alternos a los recibidos en una institución educativa; pensamiento
muy bien definido en frases como: “aprendemos desde que nacemos hasta que
morimos, y no solamente mientras asistimos a una institución educativa,”
encontrados en escrito referido a su autoría.
Además
de lo anterior, Amanda Gutiérrez habla en su trabajo acerca de las tendencias en
orientación, tema en el cual refleja la evolución del concepto de orientación
desde dos perspectivas. La primera de ellas es La Intervención Educativa, la
cual está referida a la acción educativa como “un fenómeno universal que ha
acompañado al ser humano a lo largo de toda su historia”. Es notorio que esta
expresión muestra a los individuos en un constante aprendizaje en cualquier
lugar, cultura y medio en el que se encuentre desarrollando su estilo de vida,
con el objetivo de optimizar todas sus potencialidades y minimizar sus
debilidades.
El
otro ángulo perspectivo de Amanda Gutiérrez, es el Ámbito de la Orientación
Sociolaboral, punto de vista dirigido a “situar al ciudadano frente a la tarea
laboral en la que la sociedad obtuviera de él un mayor rendimiento y a la vez
el usuario obtuviese la mayor satisfacción profesional posible.” Esta visión
alejaba a la persona de la preparación formal o educativa, para ubicarlo en un
oficio donde el mismo se sintiese a gusto desarrollando sus potencialidades
laborales. En esta perspectiva se puede mencionar que en la “función
orientadora” hubo un enfoque predominantemente dirigido a la producción en
materia laboral, insertando al trabajo según su experiencia empírica y menos
predominante en el área de formación del individuo en términos formales.
En
el muy completo trabajo de Amanda Gutiérrez, se encuentran también los
objetivos educativos de la orientación en el sistema de educacional. La
orientación enmarcada en el proceso educativo debe cumplir un rol de
participación funcional para el
desarrollo de las múltiples posibilidades que da el abanico de
necesidades; concretando entre estas, la capacitación para nuevas oportunidades
relacionadas con la promoción del desarrollo integral de la persona y la
personalización de los procesos educativos, todo con el propósito de incentivar
“la diversidad y orientación académica y profesional”.
Ensamblando
lo que piensa Amanda Gutiérrez, el orientador debe ser un individuo íntegro
capaz de visualizar las distintas situaciones que se presentan en el medio
donde interactúa para presentar alternativas de acuerdo a su competencia
profesional, la cual está orientada a “asesorar, tutorar, apoyar en situaciones
de toma de decisiones, resolución de problemas y proyectos de actualización
profesional, investigación o innovación en entornos de aprendizaje”.
Finalmente
el material analizado, escrito por Amanda Gutiérrez y cuyo enfoque está
realizado en base a la situación de España, es muy claro en ofrecer funciones o
roles enmarcados dentro de un código de ética adaptado precisamente a tal
situación. Según la autora un código de ética, llamado en su trabajo “código
deontológico”, es “un documento que recoge un conjunto más o menos amplio de
criterios, normas y valores que formulan y asumen quienes llevan a cabo una
actividad profesional. Los códigos deontológicos se ocupan de los aspectos más
sustanciales y fundamentales del ejercicio de la profesión que regulan.” En
consecuencia cada profesión y cada país, conforme a las leyes establecidas en
los mismos, formará su propio código de ética de acuerdo a su situación laboral
particular que se adapte a una solución viable en el mejoramiento de su
formación.
En
el caso particular de la Orientación en Venezuela se cuenta con un código de
ética presentado por el grupo de profesionales de la orientación pertenecientes
a la Federación de Asociaciones Venezolanas de Orientadores (FAVO) y aprobada
el 15 de junio de 2001; cuyo norte está dirigido en establecer las bases para
la regulación de la actuación profesional de la orientación, garantizando la
eficiencia, eficacia, ética y efectividad del orientador.
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