El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar. (Juan Pablo II)

jueves, 9 de agosto de 2012

HACIA UNA ARMONÍA SOCIAL


           

INTERACCIÓN, SOCIALIZACIÓN, DESARROLLO PSICOLÓGICO y COMUNICACIÓN INTERSUBJETIVA COMO HERRAMIENTAS PARA GARANTIZAR EL ESTABLECIMIENTO DE RELACIONES INTERPERSONALES EMPÁTICAS.
        MAESTRANTES
Barrios Rudy.
Castillo Yasmin.
Gómez Alexandra.
Hernández Yusmary.
Farías Marianela.
Querales Lisbeth.
CORREOS
brudy_gri@hotmail.com
yasmincas_15@hotmail.com
alexcarolinamia@hotmail.com
yuriyusmari@hotmail.com
marianelafariasm@hotmail.com
lisbethqueralesc@hotmail.com

 ANÁLISIS Y APORTES                                                        
                                     
          
      Desde el principio de los tiempos se ha conocido que el ser humano no ha estado sólo, se mantiene vigente la necesidad de actos comunicativos que permitan al mismo relacionarse, tales como; interacción, socialización y comunicación. La interacción permitirá la exploración y contacto con todos los elementos presentes en el entorno; la socialización incrementará  la capacidad del individuo para relacionarse con sus semejantes, al mismo tiempo, que se va interiorizando normas sociales de una determinada cultura; y la comunicación, cuando es efectiva, garantiza mejor comprensión de los mensajes que se emiten o reciben durante los actos antes nombrados, estableciendo una dinámica comunicativa realimentadora que asegura la construcción de aprendizajes que contribuyen en el desarrollo integral y el establecimiento de  relaciones interpersonales efectivas por parte del mismo.  Reafirmando esta idea Schütz. (2003), explica:

Al parecer, toda comunicación posible presupone una relación de mutua sintonización entre el emisor y el receptor de la comunicación. Esta relación se establece por el recíproco compartir el flujo de experiencias del otro en el tiempo interior, el hecho de vivir juntos un presente vívido, y la experiencia de esto como un nosotros. Sólo dentro de esta experiencia el comportamiento del otro adquiere sentido para el copartícipe sintonizado con él, es decir que el cuerpo del otro y sus movimientos pueden ser y son interpretados como un campo de expresión de hechos dentro de su vida interior”.(p. 169).
   
     Interpretando las ideas de este autor, se puede decir que cuando se es capaz de ponerse en el lugar del otro interlocutor, se puede establecer un contacto comunicativo que supera el simple intercambio de ideas, para pasar a un nivel de máxima comprensión entre los involucrados, generando una comunicación intersubjetiva que permite entender los estados subjetivos del otro. Esto exige el uso de la escucha empática como medio para concebir lo que el otro desea comunicar y siente ante la información que emite.

      Los actos comunicativos que se establezcan desde el inicio de la existencia por parte del ser humano serán trascendentales para el adecuado desenvolvimiento, equilibrio psicológico, crecimiento personal y la conformación de relaciones interpersonales positivas por parte de éste. En función de clarificar lo expresado, es preciso tomar partida en la evolución del ser, explicándose que el primer contacto con el mundo que tiene un individuo, es aportado por la madre, la cual sirve de canal de comunicación para que la criatura pueda percibir información del exterior. Posteriormente al nacer, gracias a los cuidados maternos, a las ejercitaciones de los reflejos y los ensayos motrices, el infante comienza a explorar el mundo que lo rodea, desenvolviéndose así, en  un ambiente cargado de oportunidades de aprendizajes que serán fundamentales para el desarrollo de habilidades, destrezas y capacidades  físicas, cognitivas, psicológicas, socioemocionales y lingüísticas que repercutirán notoriamente en el adecuado desenvolvimiento, formación y desarrollo de éste, considerándose un ser social.
     Como se expuso anteriormente, a medida que se logra mayor coordinación motriz, aumenta el deseo por parte del pequeño ser, de explorar el entorno, lo cual conduce al mismo,  a manifestar mayor autonomía ante la realización de diferentes actividades, prescindiendo así,  de la ayuda del adulto ante la ejecución de determinadas acciones. El acierto o falla que se experimente ante la realización de una actividad, será relevante para que el individuo pueda mantener esa independencia y logre reconocer las habilidades, destrezas, debilidades o limitaciones que posee ante la ejecución de las mismas. Es a partir de este reconocimiento, que se inicia el desarrollo de  una percepción propia sobre el potencial con el que se cuenta, el cual es denominado autoconcepto. La identificación del potencial propio y las socializaciones con pares e iguales, dentro o fuera del núcleo familiar, contribuirán en el desarrollo de la autoestima, que hace referencia al aprecio y valoración propia, que le permite al individuo aceptarse y amarse tal como es, es por ello, que si una persona crece en un ambiente caracterizado por la comunicación intersubjetiva efectiva, la práctica de valores morales, sin limitaciones que obstaculicen el desarrollo de éste, sintiéndose amado y aceptado, se estará contribuyendo en el afianzamiento de una personalidad sana y el establecimiento de relaciones interpersonales fluidas, respetuosas y empáticas  por parte del mismo.
     Otro componente crucial en el desarrollo psicológico que permite al individuo relacionarse positivamente con los semejantes, es la capacidad del autocontrol, el cual Farré, J. (2000), define como: “Capacidad del individuo para controlar su conducta mediante el autoesfuerzo y el dominio de las emociones con objeto de lograr un fin”. (p. 25). Ciertamente, esta capacidad hace referencia al manejo efectivo de las emociones para lograr un objetivo determinado y considerando que todo ser tiene necesidad de establecer relaciones con los semejante, se requiere del control absoluto por parte de la persona sobre sí misma, para dominar conductas impulsivas, que puedan atentar contra dichas relaciones, o que desfavorezcan la internalización y acatamiento de normas, al igual, que la práctica de valores morales, que garantizan  la adecuada inserción social.
     Para concluir, se puede decir que  las relaciones interpersonales se corresponden con el desarrollo psicológico y la percepción que  posea la persona de los significados del mundo, a través de la interpretación y distintas formas de comunicación que se hayan aprendido desde la infancia. Es de entenderse, que socializar en un mundo globalizado como el de hoy, implica tener en cuenta el  efecto que puede ocasionar lo que se quiere  expresar, lo cual exige, la consideración de adecuar el tipo de lenguaje que se va a utilizar, midiendo la intencionalidad del mensaje, dando  lugar a los valores que caracterizan a cada persona o grupo, para no menoscabar  los  principios y costumbres de éstos, solo así, se podrá formar vínculos o contactos comunicativos intersubjetivos cargados de empatía y respeto hacia los semejantes.

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