Maestrantes
en Orientación Educativa
ANÁLISIS
DEL ARTÍCULO INTERSUBJETIVIDAD, COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN. LOS APORTES DE
ALFRED SCHÜTZ A LA COMUNICOLOGÍA.
POR MARTA RIZO.
POR MARTA RIZO.
La relación entre personas es uno de
los valores sociales más utilizados por la humanidad entera; es también llamada
interacción y vista como la relación entre individuos que proporcionan un
ambiente significativo en las actividades comunes de la vida, dando paso al
concepto de intersubjetividad, como el elemento sobre el cual descansa toda
comunicación interactiva en la que participan dos sujetos distintos. Es decir,
la intersubjetividad está ligada al desarrollo humano creando lazos y condiciones
relacionales significativas entre personas que interactúan con intereses
sociales propios del sentido común de satisfacción personal mutua.
Consecuentemente se puede decir que las
relaciones interpersonales se dan en la cotidianidad de la vida, en situaciones
reales comunes no programadas, como también en situaciones programadas con el
fin lograr la intervención de acciones que liguen a los individuos en metas y actividades
de interés y participación mutua. Interpretando lo que Schutz expresa; es
notable que las relaciones interpersonales son una necesidad humana que se
manifiesta a través de un conjunto de eventos sociales realizados con el fin
demostrar el sentido común que marca la vida racional de vivir y hacer que
otros compartan la vida con sus semejantes produciendo influencia mutua.
De allí, lo importante de que cada
individuo tenga una auto valoración enmarcada en los parámetros de estimación
positiva de su persona, con el fin de ubicarse particularmente en su entorno,
desde donde sitúa su experiencia personal para asumir su realidad en el mismo,
le da significado a esa experiencia y reconoce el valor que tiene como persona;
eso significa que el individuo posee un depósito de experiencias acumuladas que
son recuperadas en los nuevos momentos experienciales posteriores, que a su vez
le dará una nueva visión personal de sí mismo.
Por otra parte, los individuos también
interactúan enfocados en la representación de conductas ficticias de la vida
cotidiana ante los demás. En relación a ello Erving Goffman (1922-1982) en su
modelo de enfoque dramático o análisis dramatúrgico de la vida cotidiana,
introduce y “conceptualiza el término ritual al que integra como parte
constitutiva de la vida del ser humano, afirmando que la vida cotidiana está
conformada por rituales que ordenan nuestros actos y gestos corporales. En este
orden de ideas los rituales aparecen como cultura encarnada, interiorizada,
cuya expresión es el dominio del gesto, de la manifestación de emociones y la
capacidad para presentar actuaciones convincentes ante otros. De acuerdo a esto
las personas actúan a través de una máscara expresiva, una cara social que le
ha sido prestada y atribuida por la
sociedad, y que le será retirada si no se conduce del modo que resulte digno de
ella.”
Interpretando las palabras de
Goffman, se puede inferir que término ritual conceptualizado por él, es en su
esencia el autocontrol de conductas que exhibe el ser humano ante sus
semejantes en su interacción con los mismos;
pues aparte de ser un complejo de símbolos que transmite información
significativa, es a su vez un código de conducta que produce en el individuo la
obligatoriedad y asimilación de posturas corporales y conductuales propias de
cada cultura. Se entiende entonces que, en oportunidades los individuos actúan
presionados por el medio en contraposición a la autonomía que debe regir a los
sujetos. En vez de ello, la autonomía debiera ser la condición humana que
impulsa al ser a actuar acorde a sus principios y valores morales y
psicológicos.
Cabe agregar que la autonomía va a
caracterizar la personalidad, la cual se refiere a aquellos aspectos que distinguen
a un individuo de cualquier otro, y en este sentido la personalidad es
característica de una persona, esta
persiste a través del tiempo y de las situaciones, es algo único de cada
individuo, y es lo que nos caracteriza como entes independientes y diferentes. Se
establece en el individuo como el patrón de pensamientos, sentimientos y
conducta que presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su vida, a
través de diferentes situaciones. Sigmund Freud, es el más influyente teórico
de la personalidad, este abrió una nueva dirección para estudiar el
comportamiento humano. Los rasgos o atributos generales que componen la
personalidad del individuo, puede clasificarse en cuatro tipos: Físicos, Emotivos,
Intelectuales y Sociales. En los Físicos están considerados los aspectos
corporales externos que distinguen a la persona y le dan cierta apariencia
personal (constitución física, expresión del rostro, forma de vestir, entre
otros). En los Emotivos se contemplan todas las formas de reacción que el
individuo presenta ante las circunstancias de la vida y su actitud para
solucionarlas adecuadamente. En los intelectuales se comprenden el sentido
común, el razonamiento, la cordura, el conocimiento, la reflexión y todos los
procesos afectivos que la persona pone en marcha para exteriorizar sus ideas
razonablemente. En los Sociales se incluyen las cualidades sociales de la
persona (comportamiento con los demás, costumbres, hábitos y convencionalismo
en las relaciones interpersonales).
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